martes, 14 de junio de 2011

Guerrero de Dios.

Guerrero de Dios.



Oración a Miguel Arcángel:  Miguel, que trabajas para el resplandor de la verdad, que tu protección permanezca conmigo, la recibiré como un privilegio, siempre respetando, permíteme, que camine siempre con dignidad, aparta de mí las ideas perversas, has de mi un amigo, que sepa discernir, comprender y nunca juzgar, ayúdame contra mis enemigos materiales o espirituales, conscientes o inconscientes y expúlsalos, pues la verdad es tu signo, permíteme que mi intuición sea como tu espada, para darme protección, aparta de mí a las personas que quieren inducirme a errores, mi corazón está unido al tuyo y tu energía, que es mi verdad, haz de mi un mensajero fiel de la palabra de Dios. Salve, Adorado Príncipe Miguel. Amen

            Existe una leyenda, la leyenda de un guerrero celeste llamado Miguel, cuenta la leyenda, que apoyándose en su fuerza divina, fue él quien derroto a Lucifer desterrándolo del cielo y lanzándolo a la tierra para siempre, pero estoy seguro de que a Miguel le hubiera costado vivir la vida, he de decir algo que ya sabemos todos, o muchos, la vida no es fácil, no es un lecho de rosas todo el tiempo, hay días de días es que se siente que es mejor no vivir, que ya no hay ánimos de levantarse, que es mejor escapar a sombras que enfrentar la luz del sol, nadie ha dicho que es fácil, pero nadie tampoco puede decir que no se puede vivir con una sonrisa.

            Realmente todo el mundo tiene problemas, todos vivimos 24 horas en un día que para algunos pareciera nunca acabar, para otros se ha ido tan rápido que no se dieron cuenta cuando paso todo y de repente cambiaron las cosas, un día tomamos una decisión que nos llevo a bien o a mal, caímos sin deseos de levantarnos, tuvimos y tenemos miedos y temores, perdimos y perdemos las esperanzas, soñamos pero nos apegamos tanto a la realidad que solo lo hacemos dormidos, cuando el cerebro no puede pensar, todos lo han dicho al menos una vez, por temor, enojo o tristeza “Me quiero morir”.

En este mundo donde el aire pesa y las tristezas pueden cortar desde adentro las alegrías que pasan y por nuestra amargura nunca comienzan, en un mundo donde la esperanza de vida acaba, cuando el valor de un ser humano es superado por el costo de sus zapatos, o cuando tu dinero es más atractivo que tu y alguien más pensó que te verías mejor con un agujero en la cara, donde somos pesimistas crónicos, mal llamándonos “realistas” pero no notamos que la realidad que planteamos siempre es negativa, donde le tenemos miedo a la felicidad y huimos de ella antes de conseguirla, tristes saboteares de sonrisas, sin perdonar el pasado, nuestros rencores los llevamos, nos marcaron el corazón, pero nunca nos sanamos.

Importa siempre más el dolor de una herida que lo cálido de la curita, vida de cobardes, dura vida de cobardes, pero sin embargo se puede caminar con una sonrisa, yo soy un corazón que no solo escribe también camina, y lo hace de esa manera, con una sonrisa, no porque la vida no sea dura, es solo que yo soy mejor, no es presunción, descubrí que soy tan fuerte o más que Miguel.

Somos Arcángeles de nuestro propio cielo, tocamos el fondo y nos caímos, nos traumaron de niños, nos golpearon y nos permitieron conocer el camino del dolor, pero no dejamos de lado nuestro valor, era mejor morir pero seguimos aquí, enfrentamos nuestro propio Lucifer, en ayuda de una fuerza divina que estaba dentro, que no conocíamos pero ya la usamos tantas veces que no lo recordamos, se puede llorar hasta que se agoten las lagrimas, pero también se puede reír hasta que duela la cara.

Somos la personificación misma de la furia de Dios, podemos con esta vida y con la que sigue, podemos con mas, nadie no los puede negar, se puede llorar pero se puede reír, es fácil tener miedo, es de un guerrero salir y poderlo enfrentar, combatimos contra ejércitos de temores, de dudas y condiciones, la vida aumento su costo encontramos la forma de ganar mas, nos sentimos solos encontramos en nosotros nuestra propia fuerza, nos pueden romper el corazón, pero lo sabemos armar, porque no importa cuanta veces perdamos nunca nos van a derrotar, siempre se puede triunfar.

Atribulados en todo pero no angustiados, en apuros mas no desesperados, perseguidos pero no desamparados, caídos pero nunca derrotados, porque en nosotros hay una fuerza divina, tenemos un poder tan grande como Dios y un infinito valor de  vida, somos lo que queremos ser, y si yo quiero ser un Rey ¿Quién me lo niega? Porque nos apuntan a nosotros negativas encendidas como en el aire las flechas, pero con armadura de libertad defenderemos mis sueños y escudo de justicia, defenderemos un camino correcto para encontrar lo que soñamos, seremos invulnerables, a los miedos que combaten será suficiente un movimiento de la lanza de una verdad que no se franquea, y una estocada certera de la espada del amor  para derrotar a quien sea.



Amor, verdad, justicia y libertad, lo único necesario en nosotros para encontrar nuestra propia paz a pesar de lo oscuro que sea el camino, siempre habrá luz y seremos luz, porque no es el sendero si no como recorremos el sendero. De esta manera, nunca más diremos “Me quiero morir” más si diremos “Gracias Dios por estar con vida”

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